domingo, 31 de enero de 2010

Contra las profesiones


Me dijo un montañista que su única pasión consistía en tomar la montaña. En la jerga alpinista eso significa dominar al monstruo, alcanzar la cima, llegar más alto y más lejos que nadie. Me dijo también que escalar era para él una adicción inexplicable. Una especie de fascinación comparable a la locura del artista. Algo más fuerte que un título universitario, una pareja, comprar un auto o una casa, salir de vacaciones o invertir en un proyecto de familia. Me contó que él sabía hacer muchas cosas. Pero que no tenía oficios determinados. Se las arreglaba como podía en el llano para alistarse, siempre, con vistas a una nueva y riesgosa aventura. Por último dijo que no le interesan las profesiones de cualquier tipo, académicas o técnicas. Las profesiones –dijo- son el fin de la creación en todas sus formas. En vez de ser un punto fijo él prefiere ser un punto disponible. Al blanco fijo lo alcanzan todas las flechas, concluyó el montañista antes de partir. No es tan fácil con el blanco móvil.
L.

3 comentarios:

  1. En su libro Mirar Berger define lo primitivo como lo no profesional,el que no ha aprendido las técnicas que han ido evolucionando con las convenciones.Lo aplica al arte .El alpinista es primitivo,escapa a cualquier forma de poder salvo la propia.Crea su arte propio.

    Maria RG

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  2. Estaba en el último año de secundaria y las preguntas sobre mi futuro eran frecuentes. Empecé a decir que quería ser ingeniera, para dejar contentos a mis padres. Pero en verdad mi mayor deseo era escalar montañas. Esa ilusión no tenía como objetivo vencer una cumbre ni nada que se le pareciera. Sencillamente quería caminar en silencio, sin propósito ni razón ni esperanza. Bastó un año de carrera en la universidad para que ese deseo se ocultara. Sólo hasta ahora, 10 años después y gracias a este post, lo volví a recordar.

    Rocío.

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  3. Al alpinista que nunca iría al médico si todos pensaran como él. No todos podemos dejar de elegir (o tener) una profesión. Tampoco no todos podemos amarla. pero sí podemos ser alpinistas. el trabajo no es todo, es sólo una parte nuestra vida, no necesitamos que nos llene de vértigo y adrenalina (sí, creo que, al menos, no debemos detestarlo), para eso tenemos el resto del tiempo de nuestros días.
    Celestina Lang, desde General Acha, La Pampa

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