jueves, 21 de enero de 2010

Haití desde Haití


Cecilia –compañera de trabajo- acaba de regresar de una misión en Haití. Ella es experta en catástrofes y trabaja para la ONU. Lo que cuenta poco tiene que ver con lo que se lee en los diarios. El famoso hospital argentino que funciona en Leogane –a 45 kilómetros de Puerto Príncipe- no atiende a haitianos. Sólo a personal de las Naciones Unidas. Apenas aceptó a dos chiquitos porque se metieron de prepo, ensangrentados, en el hospital. Cagándose en las indicaciones recibidas los médicos admitieron a esos heridos con los brazos abiertos e hicieron (hacen aún) lo imposible para curarlos. Estados Unidos se adueñó de Haití. Los marines llegaron con armas (algo que está vedado por la ley internacional), tomaron el aeropuerto, decidieron qué aviones bajan y cuáles no (prohibieron los vuelos no autorizados por ellos) y se limitaron a arrojar comida en paquetes desde el aire como si los habitantes locales fueran animales. Esto último nada tiene que ver con las recomendaciones de los organismos de la ONU. En la calles de Haití hay olor a muerte (como dicen los supuestos corresponsales) pero resulta más potente el olor a caca. No hay baños, no hay agua, no hay luz, no hay oxígeno en los hospitales, la gente hace sus necesidades donde y como puede. Los hombres juegan al dominó, las mujeres lavan ropa o atienden a heridos mientras que los chicos hacen cola para conseguir comida. La ayuda mundial está llegando pero no hay coordinación ni del gobierno (ausente sin aviso) ni de nadie más. Cada uno trabaja por su lado. Israel montó un hospital pero echó a un grupo de médicos colombianos que se aproximó con la intención de ayudar. Los pocos periodistas argentinos que llegaron a Puerto Príncipe (cuyas aguas están contaminadas) regresaron en el mismo avión que los llevó. Es decir: no hicieron su trabajo y luego enviaron sus despachos desde Buenos Aires o alguna ciudad intermedia. Uno solo se quedó y su jefe demoró cuatro días en contactarlo. Cecilia debió atender dos partos sin experiencia para ello. Pudo volver por azar (un chofer la llevó por trescientos dólares a Santo Domingo) y dice que de las decenas de catástrofes en las que trabajó hasta hoy ésta supera por su dramatismo, extensión y falta de perspectivas a todas las demás. Incluyó en la lista al tsunami de Indonesia. En medio del desastre ocurrió un milagro: un bebé sobrevivió solito siete días bajo los escombros y fue rescatado con vida. Es poco pero es algo.
L.

5 comentarios:

  1. y pensar que la tele habla de caos, de ayuda internacional, de esperanza...gracias por este informe de primera mano, tan claro y preciso.
    rené

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  2. Gracias por este informe.No pude evitar pensar en el ensayo sobre la ceguera de Saramago.Crei,cuando lo leí, que eso en el mundo actual, jamás sucedería.Me equivoqué.Llegó Haiti y la ceguera violenta de todos nosotros,eso si, no para los culos.

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  3. Terminé de leer este post y comprendí muchisimas cosas. Ayer a la noche lo leí y lo volví a leer esta mañana. Cautivante e interesante el testimono de Cecilia, me gustaría charlar con ella y hacerle una entrevista.
    Gracias por el post.

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  4. Datos de un interés tremendo. No entiendo por qué los medios no los reflejan tal cual. Será porque en realidad no les gusta trabajar. Abrazo.

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  5. MARIA ISABEL GIULIANI26 de enero de 2010, 15:01

    realmente me cuesta creer que todavia sigamos como dice isabel allende con las condiciones de 1700.
    es terrible lo que estamos haciendo en nuestro mundo...

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