sábado, 9 de enero de 2010

Bicicletas


Si chocan los planetas y el mundo se termina sólo podremos escapar en bicicleta. Y si los planetas no chocan y el mundo no se acaba quedará siempre una forma de evadirse pedaleando. Nadie lo va a notar porque la bici no hace ruido y sabe esconderse a tiempo como las hadas y los gatos. Es ideal para eludir la pesadez de los días y llegar a cualquier punto del planeta. Rápidamente deja atrás los autos empantanados, los aviones que estallan como globos en el aire y las naves espaciales. Por algo las automotrices la odian tanto. La bicicleta está afuera del orden mundial. No pesa nada y muy pronto va a volar. Como anarquistas de alma los ciclistas negamos las leyes del sistema y nadie se anima a cuestionarnos. Los podridos poderes sueñan con nuestra desaparición. La circulación sobre dos ruedas no está legislada y eso nos vuelve impunes, malditos, burlones e intratables. Por caminos de tierra o sobre arenas lunares las bicicletas superan todos los esquemas conocidos. De vez en cuando hay entre nosotros alguna víctima. Pero ninguna vanguardia puede imponer sus postulados sin bajas o derrotas parciales. Con todo y contra todos tenemos que seguir pedaleando hasta la victoria final. La tarea no es fácil. Los hombres se han aburguesado. Ahora se encapsulan en automóviles, micros, departamentos y ascensores. Lejos del viento y las estrellas -de espaldas a la libertad de vivir- fueron ganados para una existencia triste y sin encanto. Los circunstanciales vencedores lograron por ahora implantar el transporte de mercado. Pero no será por mucho tiempo. Tarde o temprano las bicicletas vencerán y llenarán el mundo.
L.

4 comentarios:

  1. Algo más para completar mi manifiesto. Leí en el último atlas ecológico de Le monde diplomatique, que la bicicleta sería un gran aporte para frenar el cambio climático y un medio alternativo al automóvil en la ciudad. Los gobiernos deberían promover el hábito de nadar, caminar y andar en bici. No hay nada que inventar. Bastaría con imitar las exitosas iniciativas llevadas a cabo en el norte de Italia y en Dinamarca. En Amsterdam y Copenhague los ciclistas son tan numerosos como los usuarios del transporte público. Sin embargo no soy iluso. Ninguna multinacional cederá en sus ganancias. Y así será aún al costo de la extinción de la raza humana y de algo todavía mucho peor: el fin de la naturaleza que nos da vida y alegría.
    Luis Gruss

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  2. Tampoco los usuarios de autos cederían en su individualismo. El auto es cómodo y es un símbolo indudable de poder. O sea. No hay solución. Pero aún así...
    L.

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  3. El auto como símbolo de poder... buen punto.
    Siempre tuve la impresión de que el auto es una extensión del pene. Las competencias que suelo presenciar en mi trabajo sobre este tema son hermosas y patéticas a la vez.

    A la bici la veo como... más artística. Libros, música y bicicleta. cuaja.


    Saludos, Luis.

    Diego S.

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  4. una vez escuche que en algun lugar lejano, como podria ser belgica, hay bicicleteros publicos.
    Es simple uno va y en una plaza(ponele) vos pones una especie de cospel en una maquinita que acto seguido te entrega en libertad una bici.
    Ya sea de traje o con las bolsas del super te subes, andas, andas, andas y vuelves a encarcelar al corcel en otro de estas establos comunitarios.

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