miércoles, 27 de enero de 2010

Lecturas de Emma


Alonso Quijano se convirtió en Don Quijote por culpa de las malas novelas de caballería que leyó hasta enfermar. Emma Bovary se fue antes de tiempo debido a sus lecturas dispersas de novelones y poemas románticos. Encima era una pésima lectora. Leía emocionalmente, de manera superficial, identificándose con tal o cual heroína en peligro. Sus personajes preferidos eran siempre amantes y amadas, damas perseguidas que desfallecían en pabellones solitarios y bosques umbríos. O derramando lágrimas y robando besos. Luego se interesó por la historia divulgada al estilo Pigna. Como fruto de la ensalada se dedicó a esperar un caballero de blanco penacho galopando sobre un caballo negro en campos lejanos. Si Emma viviera hoy en la Argentina leería El dueño -de Majul- o alguna basura de la serie Gente tóxica. Con suerte se animaría con los relatos de Isabel Allende. Debió leer a Onetti o a Juan Rulfo, a Carver o a Flaubert (su inventor) o al poeta chileno Jorge Teillier. Debió escuchar a los Beatles. Y si leía El mito de Sísifo (de Albert Camus) no se mataba. Pero nadie se lo dijo a tiempo.
L.

2 comentarios:

  1. De lo dicho se deduce que no toda lectura es buena...O, como también decís, que se debe leer menos emocionalmente. Demasiada emoción e identificación con un texto no permiten evalularlo en profundidad. Gracias por esta saga de Emma.
    René

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  2. Decidí, Luis, no leer tus reflexiones sobre Madame Bovary...No quiero que influyan en las que, por mi parte, estoy intentado.
    Marcela Ledesma

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