Pensándolo bien lo que no ofende a nadie carece de todo valor. Además no es interesante. Si este blog se basara en las buenas maneras, si se dedicara apenas a reproducir literalmente el pensamiento común, si no empujara los límites, como se dice, nadie lo visitaría ni para hacer pis o descansar un rato. En esa fidelidad a la transgresión está quizás el verdadero sentido de Suspendelviaje. Y nadie puede acusar de inmoral a un espacio tan fiel. Nosotros somos castos porque mantenemos una relación constante, entrañable y de fidelidad extrema al espíritu revulsivo, polémico, si se quiere libertino de la creación y las ideas en todas sus formas. El mundo de hoy persigue con esmero a dos ofensores clásicos de la estabilidad física y espiritual: la imaginación y el pensamiento. Ciertas sociedades dejan imaginar solamente lo permitido, es decir, lo que en el fondo no le importa a nadie. Pero lo permitido suele ser lo opuesto a la verdad. El arte (¿puede un blog ser artístico?) va siempre más allá y lo hace no por manía de provocación sino porque sólo puede nacer de lo que no se adapta fácilmente a lo que está. Este blog ignora el terreno de lo permitido o lo no permitido. Trata en cambio de imaginar el universo del ojalá. Los censores de todos los tiempos han creído siempre que inventar lo inexistente es descalificar lo existente. Es un error grosero pero entendible si observamos cómo están las cosas por ahí afuera. En conclusión. Aquí partimos de la base de asumir que todos estamos desnudos debajo de la ropa. Y decir o pensar eso es muy molesto para las buenas almas.
L.
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