sábado, 26 de febrero de 2011

Amigos con derechos


Si se suman celulares, perfiles de facebook, ipods, autos rápidos, cuerpos semidesnudos, fiestas con porro, sexo libre y cuento de hadas se obtendrá No string attached, efectiva película estadounidense traducida en la Argentina como Amigos con derechos. Pero la breve lista no resume todo. El film, de apariencia inmoral, observa en todo momento una moral estricta, sacramental, casi puritana. Porque si bien todos cogen con todos hay un punto donde el libertinaje aparente debe ceder a la ideología dominante, esto es, una cosa es divertirse un rato y muy otra el deber ser, o sea, ponerse de novios de manera formal. A esto último apunta claramente la película. Nada del amor loco que defendían los surrealistas. Mucho menos el romanticismo anárquico que proponía Le grand Meaulnes o los chicos del Mayo Francés. Lo que se impone en Amigos con derechos es la pareja clásica, recontraburguesa, que cumpla bien los deberes que la sociedad le impone. No habría que engañarse con tanta espontaneidad, franqueza oral y bombachita veloz. Los aparentes enemigos de Bin Laden son igualitos a él.
L.

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