¿Por qué tanta gente adulta queda fijada como un clavo en la infancia? Amores vividos y perdidos, viajes, películas, muñecas, lindas canciones. ¿Por qué tanto miedo a crecer por fin? ¿Por qué esa resistencia a dar el paso hacia nuevas y desconocidas producciones? Quién sabe. Muchas personas siguen repitiendo el mismo acto hasta el infinito. Prefieren seguir siendo niños de pecho o roqueros pesados. Pero, seamos honestos, son tangueros insufribles. Mejor avanzar. Mejor crecer aunque duela exactamente ahí. Mejor, si hace falta, nacer de nuevo diez, cien mil y un millón de veces más.
L.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario