Cuando pensábamos que ya nada cambiaría en este planeta, cuando ya ni leíamos los malditos diarios, cuando habíamos decidido no ocuparnos más del mundo exterior y sumergirnos en nuestras dudas existenciales, nuestros amores incompletos, nuestras angustias de siempre, apareció en el horizonte la gran revolución egipcia. Creímos al principio que se trataba apenas de una revuelta de blogueros. Pero no fue así. En ese país del norte africano está produciéndose una revolución total. Los de arriba ya no pueden gobernar y los de abajo no parecen dispuestos a tolerar más obstáculos en la conquista de la libertad y la justicia. Habrá que seguir atentamente ese proceso. ¿Quién dijo que todo está perdido?
L.
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