sábado, 12 de febrero de 2011

Odisea como reality


La Odisea -novela fundante de la literatura universal- puede leerse como un perfecto reality. Atenea, Zeus, Poseidón (o Posidón), Calipso, Polifemo y otros dioses son espectadores que votan por teléfono la permanencia o no de Ulises en la casa. Los movimientos heroicos de Odiseo son seguidos paso a paso por las divinidades olímpicas cual si se tratara del argumento de The Truman Show. Los televidentes de hace tres mil años intentan digitar los pasos de Ulises. No saben, sin embargo, que el célebre viajero tiene cierto margen de libertad individual. No se deja seducir por las sirenas o las ninfas ninfómanas, no permite que los cíclopes lo devoren, reacciona con inteligencia cada vez que alguien intenta frenar su regreso a Ítaca. En este punto el Gran Hermano de Homero (que no es Simpson) supera ampliamente a los patéticos programas ideados para voyeurs. Odiseo, como Truman, consigue romper la red divina y prefiere el mundo real a la fama. Conviene, en suma, apagar la tele y encender el maravilloso y muy aleccionador poema homérico.
L.

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