Los podridos poderes del mundo deben su permanencia a la admirable invención de enemigos. La dictadura argentina defendió así la aniquilación de “la subversión apátrida”. Curiosamente los heroicos patriotas entregaron el país a la voracidad de los capitales extranjeros. Hace algunos meses el periodista Mariano Grondona (defensor histórico de las dictaduras militares) comparó a los jóvenes congregados tras la muerte de Kirchner con "la juventud hitleriana”. El gobierno de Salvador Allende fue tildado de “comunista” por Pinochet como argumento para derrocarlo de una manera criminal y con la invalorable ayuda de Estados Unidos. Ahora el faraón Mubarak, y no pocos periodistas occidentales, acusan a los Hermanos Musulmanes, fuerza menor en el espectro opositor egipcio, de instrumentar la actual revuelta democrática. Hoda el Sharkawy, ama de casa entrevistada en la plaza Tahrir, se hartó de la invención de enemigos. “Mírame –le pidió a un periodista- soy musulmana y no llevo pañuelo. He pasado estos días en casa viendo por televisión cómo mataban a nuestros hijos y escuchando a los medios decir que la culpa la tienen los islamistas. Pero yo sólo veía a jóvenes muriendo por la democracia y la libertad”.
L.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario