Solemos pensar que los demás la pasan bien. Nosotros no. Los demás sí. Sobre todo si son ex parejas. Seguramente ellas o ellos están viajando por las islas griegas, ya tuvieron sexo varias veces y en las posiciones más exóticas, ya se disponen a tomar sol felizmente en una playa nudista y exclusiva. Nosotros, en cambio, seguimos en la puta ciudad, trabajamos todos los días, cargamos la pesada cruz y no resucitamos nunca. Pero no es así. Ni felices los otros ni infelices nosotros. Todos pagamos peaje en la autopista del sur. Nadie -ni siquiera los elegidos- se salva del odioso trámite.
L.
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