domingo, 6 de febrero de 2011

Hambre y amor


Hambre y amor mueven al mundo, dijo Freud. Todo eso podría resumirse en la palabra interés. La gente, buena o mala, se mueve por interés. Nadie actúa por altruísmo. Ni siquiera los que se inmolan por la causa. Ni siquiera los santos. También el sacrificio y la renuncia a los bienes terrenales son formas encubiertas del goce. ¿No hay gestos puros entonces? No si por pureza entendemos la impoluta castidad. Aún detrás del acto más benigno, despojado y generoso asoma un deseo profundo, secreto, prohibido y procaz.
L.

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