martes, 18 de octubre de 2011

El comienzo


El verdadero comienzo no se produce al nacer. El bebé ya nace viejo, decía Sartre. El inicio verdadero viene mucho después y requiere de un trabajo enorme y cuidadoso. Hace falta un largo viaje a los orígenes, vaciarse de la mala educación recibida por padres, consejeros y maestros, un encuentro con lo esencial de cada uno y la disposición a cambiar lo que haga falta, es decir, trabajar a fondo con el alma hasta convertirse, casi, en una obra de arte. No es fácil. La sociedad, el mundo, los diarios, la televisión, las telarañas de la costumbre y otros factores conspiran para retrasar o directamente evitar ese nacimiento esencial. Pero algo puede ocurrir y conviene estar listos para el acontecimiento inesperado. Hay que armarse de paciencia. El inicio, ha dicho Heidegger, es lo último en llegar.
L.

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