Para las principales cosas de la vida hay que poner el cuerpo. Eso duele. Eso da miedo. Eso compromete. Para las otras cosas alcanza una manito levantada, una fotito, una promesa que jamás será cumplida, una frase hecha. Pero es inútil. Tarde o temprano hay que poner el cuerpo. Y jugarnos enteros por algo o por alguien.
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