miércoles, 19 de octubre de 2011

Hay tiempo que perder


Andrea me dice que no tiene tiempo para escribir en el blog. Mi amigo Marcelo no puede encontrarse conmigo el martes a tomar algo y charlar porque la semana viene complicada. Guadalupe me dice que no tiene tiempo de ir a yoga o leer o ir al cine o ver a su novio porque se imponen el trabajo y el estudio y etcétera. Yo no tengo tiempo ya ni de ir al baño y cuando voy en bicicleta por las calles y a toda velocidad ni siquiera me puedo detener a saludar a alguien que aparece casualmente, maldición, por qué habrá aparecido ese inoportuno. Se diría que veo como una desgracia frenar la carrera que no me lleva, en realidad, a ningún lado. En resumen. Nadie tiene tiempo ni para soñar ni para cantar ni para amar ni para ocuparse del alma o de su cuerpo. ¿Y para qué tenemos tiempo entonces? Repito. ¿Para qué sí tenemos tiempo todos si no es para lo que importa? ¿No será hora de inventarnos una burbuja en el desierto de los ruidos para perder el tiempo sin culpa y con el mayor placer?
L.

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