Toda la gente está desnuda bajo la ropa. Todas las personas esconden algo que, sin embargo, brilla fuerte en algún lado. Como los pezones, los ojos y las perlas. O como las flores de alta montaña. Debo leer cien textos distintos por semana. Son trabajos de alumnos y alumnas de periodismo y escritura. Cuando por fin descifro esos papiros egipcios accedo a las desnudeces más íntimas. Ninguna franja de piel resulta tan obscena. Ya se sabe. A cinco centímetros todos los cuerpos son iguales. No así los textos leídos. La verdadera desnudez se revela en las palabras...Y más aún en los actos.
L.
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