miércoles, 24 de febrero de 2010

Aguas de marzo


Cuando llega diciembre solemos decir que el año pasó volando. Ya casi empieza marzo... ¿vamos a repetir de vuelta esa tontería? Tomemos conciencia aquí y ahora. Cada día es el último y cada año puede ser definitivo. Tendremos que ocuparnos de lo que habíamos postergado en 2009. Si teníamos un buen proyecto debemos iniciarlo ya. Si queríamos decirle algo a alguien tenemos que hacerlo aunque alguien nos saque de una patada en el culo. Si soñábamos con escribir una novela, hacer un curso de fotografía digital, aprender chino mandarín o viajar a la isla de Tierra del Fuego, conviene actuar en consecuencia. Lo primero es sacar el pasaje. Lo demás no importa. La vida es hija de la acción y no tanto del pensamiento. Que no pase volando 2010. Que pase mejor nadando, soñando, comiendo panes de esos que en la puerta del horno se nos queman.
L.

5 comentarios:

  1. Es cierto. Mejor empezar desde ahora a detener el tiempo. Y la mejor manera de hacerlo es actuando y no meditando acerca de lo bueno que es actuar...
    M.

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  2. ¡Ya llega marzo! ¡el año está pasando! ¡y vuela!

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  3. Buena propuesta y si pasa volando que sea en una buena aerolíneas rumbo a lugares desconocidos...

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  4. Buena propuesta y agrego: no decaer cuando nos pisan los sueños...en mi caso en particular, casi caigo..pero la vida justamente es eso, vértigo, último día y deseo.
    Besos Luis, te "felicito" por tus post, me gusta muchísimo como escribis y últimamente se nota más que nunca el empeño y las ganas que le ponés a cada texto

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  5. Hace tiempo que al menos en un momento del día, me replanteo mi vida. Reconozco que he perdido tiempo, que sigo perdiendo tiempo, que tengo que buscar un trabajo, que tengo que estudiar, encontrar una profesión que disfrute... debo encaminar mi vida y ser una verdadera mujer. En ese momento, descarto a mi novio, a amistades, a mi madre y sobre todo a mi padre. Quedo triste, sin optimismo ni motivación. Mi conciencia desalineada me recuerda que la locura no se disfraza, que la desesperación desborda cualquier corsé y que debo HACER para salvarme.

    En vez de hacer, escribo, me expongo a lecturas de desconocidos y busco calma en un charco estancado de neuróticos romanticones.... que lejos que estoy de encontrar la paz, y encima esta guerra es inútil. Es improductiva, es regodeo meloso, es abuso de mi condición de hija de profesionales. En el momento que me descubro tan cínica, se despierta mi mayor pasión, la escritura. Amo y desprecio la escritura, a esa perra traicionera sí le daría ciento trece (catorce) puñaladas.

    J.

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