jueves, 25 de febrero de 2010

La siesta de Eros


Hay una idea generalizada según la cual erotismo es lo sugerido y pornografía lo brutal. Pero la catalogación es inexacta. Hay libros obscenos donde todo está velado pero desprovisto de calidad. Y hay obras consideradas pornográficas que difícilmente puedan objetarse como realizaciones artísticas. La siesta de Eros suele resolverse en escenas convencionales: una dosis de sexo oral, gimnasia de alcoba, un pubis angelical. No hay riesgo estético ni honestidad. Un texto literario, una pintura, una película o una foto no deberían agotarse en lo que dicen o muestran. Esto es válido para la ficción en general y el erotismo en particular. Quien dibuja una llanura, un puente de lluvia, el mar o la montaña nevada, ¿por qué no procede igual al presentar cuerpos entrelazados de hombres y mujeres? Los pelitos, las concavidades, lo indecible, la piel erizada. En todos los casos debería actuarse con similar actitud. Poco importa distinguir entre pornografía y erotismo. La moral no debe fundarse en mentiras.
L.

5 comentarios:

  1. Pienso que siempre es difícil abordar las descripciones de los cuerpos en situaciones amorosas ya que con facilidad se puede caer en el mal gusto haciendo pornográfico lo que debería haber sido erótico. Por otra parte creo que el marco en que se den y la necesidad de hacerlo conforme con lo que se quiera expresar influyen luego en su valoración. Creo que en esta delicada diferenciación intervienen: verdad, oportunidad y calidad en la forma de expresión elegida.Lo que indicaría que no hay tal vez tal distinción.
    Graciela B

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  2. El sexo es un tema como cualquier otro. Lo que pasa es que a veces los escritores se inhiben, no saben si eludir con eufemismos el nombre de los genitales o del acto mismo. A veces quieren ser finos y resultan patéticos. Pienso como este post: lo importante es no engañarnos ni engañar. Y ser frontales (nombrar lo que se deba con la palabra exacta) sin ser vulgares por eso.
    Mauro

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  3. Si importa la verdad, importa la distinción. En este caso, entre pornografía y erotismo.

    La pornografía se agota en lo que muestra y carece de una buena historia, no la tolera. Es innecesaria para ir directo al grano (a un orificio o dos), el porno no contiene un relato que vaya más allá del portero y la frase poco sugerente de – Vengo a entregar un paquete. Lo sugerido le es ajeno, puede mostrar más pelos, pero no es más verdadero.

    J.

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  4. ¡Qué buen orto! Sugestivo y brutal. Redondamente obsceno.

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  5. No hace falta la vulgaridad para evaluar una foto hermosa como esa. No hace falta de ninguna manera. No hay nada brutal ni obsceno ahí. La obscenidad, como siempre, está en el que mira y no en lo observado.
    Amanda L.

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