Los críticos desprecian la obra en sí. Suponen que esconde algo y que ellos están llamados a develarlo. La efusión de interpretaciones envenena la sensibilidad. Hay una hipertrofia del intelecto a expensas de los sentidos. La interpretación es la venganza del intelecto por encima de la creación. Los críticos se empeñan en convertir novelas, cuentos, poemas, obras de teatro, cuadros y películas en una cosa distinta a lo que son. Ven siempre alegatos, símbolos, metáforas, subtextos, hipertextos, alusiones, guiños que solo ellos entienden. ¿Qué dirían por ejemplo del cuadro de Egon Schiele que ilustra este post? ¿Qué podría decir yo o cualquiera? Restaría preguntarse cómo debería ser una crítica de arte que sirva a la obra sin destruir su esencia, por suerte, inalcanzable.
L.
L.
Yo diría de ese cuadro que es atrevido...pero no estoy seguro de eso...para el arte no hay moral sino una ética de la forma...algo que se cumple con creces en la hermosa y excitante pintura que ilustra el post.
ResponderEliminarEmiliano
Las metáforas y las interpretaciones son disfraces que utilizan los críticos para esconder sus propias frustraciones. Cuando los artistas juzgan el trabajo de otros artistas, hacen más que todo referencia a la técnica y la forma, no al contenido de una obra ni a la infancia traumática de su autor.
ResponderEliminarCandelaria