miércoles, 2 de febrero de 2011

Descubrimiento


Parecía fácil juzgar lo que está bien o mal en los demás. Los demás eran tan claros. Tan evidentes. Veíamos sus cuerpos, oíamos sus voces, casi tocábamos sus huesos. Y todo resultaba tan simple hasta el día en que nos vimos en la foto o el espejo. Y en las aguas del lago. Y vimos de pronto nuestro cuerpo verdadero, oímos nuestra voz, contemplamos nuestros gestos acaso por primera vez. Y descubrimos al fin que no sabemos quiénes somos. Ni qué voz tenemos. Ni cómo nos llamamos. Y tan fácil que parecía todo.
L.

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