lunes, 3 de octubre de 2011

Indiferencia


Lo peor para un maestro es detectar la apatía de sus alumnos. Creo que no hay cosa peor. Eso no significa que a los estudiantes no les interese nada. Supongo que habrá muchas cosas que los convocan. Pero ninguna de esas cosas está relacionada con lo que el maestro lleva al aula. No interesan ni sus palabras ni sus imágenes ni sus poemas del siglo pasado. Todo eso no sirve para nada. Hay en cambio cosas útiles para la vida concreta. Y justamente de esas cosas el maestro no dice nada. Y encima prohibe el uso en clase del celular, falo secreto y erecto del alumnado 2.0. La pregunta clave para el maestro es cómo seguir adelante en semejantes condiciones.
L.

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