La censista tenía un piercing en la lengua. Me detuve en el detalle mientras respondía. Me preguntó la edad y mentí. Le dije, como Vallejo, que apenas he nacido. Me preguntó si el suelo de mi casa era de tierra o mosaico. Le dije recuerdos, vacío, nada. Me preguntó con quién vivía y vi a mi gato grusswillis dormitando sobre unas revistas viejas. Me preguntó de qué material estaba compuesto el techo de la vivienda familiar. Aproveché para mirarlo por primera vez y observé la madera de bosques lejanos. Me preguntó, por fin, qué esperaba de la vida. Y fue entonces cuando le dije que la esperaba a ella y solamente a ella. La censista del piercing en la lengua cerró la carpeta y dio por finalizado el trabajo.
L.
L.
Jamás pensé que con algo prosaico como un censo podía escribirse algo tan lindo.
ResponderEliminarMili
Yo trabajo, y le dije a la censista que no...De que vivis, me pregunto...de rentas? Le dije que si....ja ja ja total, para lo que sirven los datos
ResponderEliminarIba a decir lo mismo que Mili pero se me adelantó.
ResponderEliminar"Aquello de lo que huyes es el poema. Aquello que te detiene y te espanta es el poema. Él quiere pasar por aquí. Eso es todo".
ResponderEliminarRaúl Gustavo Aguirre
por qué no puedo ver lo que senti cuando lei este post? bien, ser anónimo tiene su precio, nada es gratis, absolutamente nada, sin algo molestó o no se está de acuerdo, ok, respeto.
ResponderEliminarSaludos,
V