Los 33 mineros rescatados de San José están hartos de la fama y el acoso periodístico. Omar Reygadas, uno de ellos, declaró que estaba mejor adentro de la mina. Mario Sepúlveda recordó su condición de trabajador. "Por favor ayúdenme", rogó, luego de pedir a los periodistas que lo dejaran en paz. Ariel Ticona, Víctor Segovia y Pablo Rojas asistieron a una fiesta organizada por el empresario Leonardo Farkas quien donó a cada uno un cheque por diez mil dólares y una moto. Tratados por el mundo como artistas de circo o monitos del zoo los mineros vuelven a estar en peligro. "Su estado emocional es frágil -dijo un médico a cargo del grupo de rescate-. Si estos hombres se somenten a un intenso bombardeo emocional van a sucumbir". ¿Quién se ocupará de salvarlos en tal caso?
L.
El impacto del shock psico-físico que sufrieron esas personas creo que debe ser terrible, y los medios se han empeñado en banalizarlo, como si yendo a fiestas y partidos de fútbol pudieran olvidar el horror.
ResponderEliminarPodría pensar que el acoso se debe a la valoración que como hombres hacemos a aquellos que han logrado superar situaciones límites. Sin embargo no es así. Los admiran como en la belle époque se admiraba a la diosa de ébano Josephine Baker cuando bailaba en París con una pollerita de bananas. No los ayudan a superar el dolor sino que tratan de que lo olviden. Es también un modo de ignorar porqué estaban allí.
ResponderEliminarGraciela B