jueves, 14 de octubre de 2010

Periodismo y obediencia


Llevé a clase un tema que enojó anoche a varios alumnos de Tea. Les dije que si el precio de trabajar en periodismo es vender el alma al diablo (mentir, distorsionar, enceguecer) mejor sería dedicarse a cualquier otra cosa como lavar platos en un bar o prostituirse más dignamente. Hubo silencios y protestas. El argumento de los realistas, enemigos de mi virtual y radicalizado purismo, fue que si debo trabajar para que coman mis hijos tengo que obedecer a los podridos poderes del mundo mediático. Les dije que eso dura poco. Les dije que el precio a pagar por esa opción moral es alto. Les dije que el desajuste entre lo que se escribe y lo que se piensa deviene (a la larga) en graves dolencias físicas y familiares. El tema quedó flotando en el aula sin resolver. Las preguntas siguen abiertas. ¿Obediencia debida o deseo? ¿Liberación o dependencia?
L.

3 comentarios:

  1. Buen punto, Luis; sobre todo en el contexto en que planteas el tema. La mayoría de los periodistas en todos los medios, son de TEA y saben trabajar. Está bueno que se piensen desde el comienzo aunque se enojen.
    El periodismo morirá con la humanidad (o acabará con ella), construye conciencia cívica, debería ser ejercido con responsabilidad, respetar los códigos éticos y los derechos humanos…estamos en pañales, pero avanzamos.
    Me gustó mucho ver a un estudiante decirle a Feinmann en C5N: “el movimiento estudiantil te repudia” y saber quienes fueron los periodistas que apoyaron a la última dictadura militar.
    El conventillo pseudointelectual y mediático que se generó alrededor de la ley de medios y la estrepitosa decadencia de Clarín, me aburren. Rolando Graña me da vergüenza ajena, tampoco le creo tanto a 678, y así la lista se hace interminable, pero definitivamente si se desmantelan los monopolios mediáticos habra cada vez más y mejor trabajo.
    ¿Demasiado largo el post?
    e

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  2. Creo que lo que odio del periodismo justamente es eso y es lo que cada vez me aleja más, aún estudiando esta carrera y también en Tea.
    No hay fórmula para ser periodista, ni sociólogo, ni escritor. Pero sí hay una fórmula que atañe a la moral y una cuestión ética que (a mi entender) tiene que llegar inevitablemente en todos los órdenes de la vida.
    NO veo eso. NO pasa eso.
    El periodismo repudia la política y sin embargo, muchas las veo sumamente ligadas y funcionales.
    El periodismo "tradicional", "viejo" y hasta diría de antaño, es el que particularmente me interesa. Quisiera rescatar eso a la hora de publicar un artículo que pueden leer o ver una o mil personas.
    El sentido de la escritura responsable es lo que mantiene el eje...pero pocos periodistas, sociólogos o escritores saben escribir y entienden la responsabilidad de las palabras o como escuché de un profesor una vez "ninguna palabra es inocente".
    Muchos creen y son fundamentalistas del "aire": Culpan a Dios, a la religión, a los políticos o al destino y acusan sin argumento, sin análisis, sin método, sin lógica y mucho menos sentimiento. Es más fácil culpar que hacerse cargo. Cuestionar que entender, juzgar que aceptar lo que nos toca...
    El arte de escribir es algo que se aprende y se construye diariamente, al igual que la opinión y las ideas de todas las cosas que existen y no en el mundo.
    Yo me alejo de ESE periodismo y me acerco únicamente por la responsabilidad de escribir y la curiosidad latente que me invade, nada más.
    A.P

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  3. Aún en estos tiempos en que los principios parecen haber pasado de moda, creo que la obediencia debida es injustificable. Un periodista inescrupuloso puede ser tan peligroso como un militar o un político. Los medios también pueden ser armas de destrucción masiva. Tuve un maestro de periodismo que se jactaba de haber trabajado como recepcionista en un hotel alojamiento durante la dictadura, con tal de no caer en la obediencia debida de la profesión en aquellos años. También hubo otros que ejercieron éticamente y se les fue la vida en ello. Salvando las diferencias, ambos caminos me parecen muy dignos. El problema es que a muchos se les caen los anillos si se les propone un trabajo en el que no vean sus nombres escritos en letras de molde... No solo son las "necesidades económicas", también es el ego lo que nos puede echar a perder como periodistas (y como personas)!
    LH

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