domingo, 3 de octubre de 2010

Flores


Nos habíamos citado en un bar próximo a su casa. Desde la ventana se veía un puesto de flores. Hacía tres años que estábamos juntos. Mientras caminábamos ella se ofreció a llevar mi abrigo como lo hacía siempre. Cuando anunció que me dejaba lo hizo con discreción. Busqué un billete y lo puse en la mesa. Hace poco volví a pasar por esa esquina. Ya no hay un bar sino una lencería.
El puesto de flores sigue ahí como si nada.
L.

1 comentario:

  1. Este tipo de historias es el que me gusta del blog. Microficciones.
    Saludines!

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