viernes, 15 de octubre de 2010

Selección natural


La ostentación de amor entre los animales (también entre los humanos) puede ser riesgosa. Cuando un sapo se dirige a su hembra con el canto seductor suele ser escuchado por un murciélago que ataca mortalmente al sapo enamorado. La apariencia llamativa de los faisanes atrae por partida doble a la hembra portadora de placer y al predador que le trae la muerte. Algunos animales encuentran formas de eludir las trampas de la selección natural. Los machos de un tipo de pez llamado guppie logran ocultar sus estridentes colores adoptando en zonas muy vigiladas por predadores una tonalidad pálida, neutra, como para no llamar la atención. Las hembras guppies no se sienten disminuidas por el obligado cambio. Al igual que las mujeres sabias, o acaso resignadas, los prefieren feos, sucios, malos y hasta descoloridos…pero vivos.
L.

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