El asesinato de Mariano Ferreyra enrarece aún más el ambiente argentino. Vuelven antiguos ecos de todavía más antiguas mafias y complicidades. Uno quisiera dejar de leer diarios (también cómplices/también mafiosos), uno desearía desaparecer o convertirse en piedra, luna, mesa o caballo. Pero la maldita realidad golpea a la puerta y, qué pena, habrá que abrirla sin demora.
L.
Es que si mahoma no va a la montaña...
ResponderEliminarLa realidad tiene la mala costumbre de aparecerse en cualquier momento sin avisar. Y si no le abrimos la puerta, la va a tirar abajo