Heráclito murió envuelto en caca y devorado por los perros. Mozart fue enterrado a los 33 años en una fosa común. El artista Egon Schiele murió de gripe a los 28 años. Kafka sólo gozaba con putas en los hediondos prostíbulos de Praga. No podía tener sexo con las mujeres que amaba y murió tuberculoso a los 41 años. Jamás recibió premios. El escritor italiano Cesare Pavese sufría de eyaculación precoz y se mató en un hotel de Turín. El poeta portugués Fernando Pessoa salió segundo en el único concurso al que se presentó. Borges era ciego. Van Gogh no vendió un solo cuadro y se pegó un tiro en un campo lleno de cuervos. Los escritores estadounidenses Carver, Hemingway y Cheever fueron alcohólicos incurables. Virginia Woolf se metió en un lago con piedras en los bolsillos. Alfonsina Storni no usó piedras pero se hundió en el mar. Perelman, el matemático más brillante de este siglo, rechazó un premio de un millón de dólares y vive con su madre, humildemente, en un estrecho monoambiente de San Petersburgo. Pobres. Todos son y fueron tóxicos, enfermitos, impotentes, anticuados, locos, torpes, inútiles, idiotas, perdedores.
L.
...y los ganadores, al menos en la argentina q nos toca vivir, son ricardo fort, tinelli, menem, cobos, gonzales oro, susana giménez...
ResponderEliminareli
Es muy cierto lo que decis, Luis. Hay algo entre la muerte y el arte. La lista se haría interminable,
ResponderEliminare
Nos educan para considerar que un ganador es un rico empresario que aparece por televisión. O un político exitoso. O un perfecto seductor. O un jugador de fútbol que tiene millones y a todas las minas. Esos nombres del post serían "perdedores" para la mirada de la época. No lo veo así. Ellos son ganadores. Ellos, con sus obras maravillosas, son los exitosos.
ResponderEliminarLudmila
Me gusta este texto, porque es pequeño pero es enorme.
ResponderEliminar