sábado, 16 de octubre de 2010

La lección de Atacama


Varios lectores de este blog se enojaron con nosotros cuando en vez de sumarnos al circo generalizado denunciamos las injustas condiciones de vida y trabajo de los mineros chilenos, el tinglado mediático que se montó en torno a ellos, el aprovechamiento político a cargo del régimen de Piñera, etc. Resultó ser que éramos unos pinchaglobos amargados en momentos de la "gran emoción" sentida por gente que jamás demostró el menor interés por la explotación cotidiana de los trabajadores en Chile y el mundo entero. Leo en los diarios que los mineros se están dedicando ahora a vender entrevistas, que no dicen la verdad, que quieren sacarle tajada a la tragedia, que empiezan a pelear entre ellos como perros desesperados. Un vocero del grupo pidió, casi rogó, que termine el acoso periodístico sobre los 33 hombres y sus familias. Unos pocos mantienen una actitud digna frente a los medios y la opinión pública. A estos últimos les aconseja el diario español El país que se nieguen a responder preguntas de la prensa y que vuelvan a la mina como forma de no caer nuevamente en un pozo sin salida. De acuerdo. Pero el paso siguiente en la mina sería no aceptar condiciones inhumanas de labor, retomar la tradición combativa del pueblo trasandino, esa que alcanzó su máxima expresión bajo el gobierno de Salvador Allende a quien Chile le debe la nacionalización del cobre.
L.

2 comentarios:

  1. Es vergonzoso lo que está ocurriendo con los mineros. Se explota la justificada alegría que todos tenemos por su liberación con fines meramente comerciales y espectaculares. Adhiero a la posición crítica de este blog.
    Mauro

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  2. Coincido ampliamente con la visión sobre el circo mediático. Y considero desmedida la utilización del nacionalismo chileno, porque antes de la tragedia hubo silencio chileno y aceptación de la minería en condiciones laborales inaceptables. Por supuesto que no me refiero a toda la sociedad, pero sí a una parte significativa, la que puede hacer que las cosas cambien.

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