Cuando se debe dejar el mar que se vio apenas fugazmente mejor cerrar los ojos y suponer que no existe o se mudó quién sabe adónde. Conviene dar la espalda a la belleza para que no siga haciendo daño. Cuando se debe dejar el mar que se vio apenas fugazmente mejor cerrar los ojos y suponer que no existe o se mudó quién sabe adónde. Conviene, en tales casos, la solución final.
L.
L.
Y sin embargo seguimos encontrando su sonido en las caracolas.
ResponderEliminarNo aprendemos más!
Esa sensación la tengo aún hoy, después de haber dejado el mar. Evoqué una sóla vez aquella belleza cuando venía caminando para el trabajo. Creo que la solución es aceptar la distancia y seguir.
ResponderEliminarVolver al placer constante, y a la rutina (muy cada tanto)...creer en la arena que todavía está en los pies, creer en lo limpio de la vista mientras miraba el mar...creer pero sobre todo en nosotros mismos (esté o no el mar).
A.
Cuando se ha visto el mar, no se puede ser la misma o el mismo.
ResponderEliminarHay personas que no han podido ni podrán ver el mar, que por sus vidas no tienen a que darle la espalda, y por lo menos añorar... ni eso.
vera desde el mar del sur mexicano.
bienvenidos
Saber que la belleza existe aunque no la alcance me alienta. Necesito la esperanza. Haber visto el mar tener una experiencia de él por mínima que sea aunque nada me hiciera suponer que pudiera volverlo a ver me anima. Después de todo nadie me dijo que mayo fuera eterno.
ResponderEliminarGraciela B