Un día llovió. Creo que fue martes. Llovió una hora y paró. Viajé a Lisboa invitado por la Casa Fernando Pessoa. Ahí me hice amigo de un funcionario de aduanas llamado Carlos Silva (también de Jerónimo, Inés, Patricio, María, Pauly) y caminé un largo rato por un lugar que yo me sé. A la hora del crepúsculo vi gaviotas planeando sobre el río Tajo que en portugués se pronuncia téyu. Estuve dos veces en Valeria del Mar y un millón de veces dando clases. Un día volvió a llover. Creo que fue jueves. Llovió una hora y paró. Se publicó El silencio, un nuevo libro mío que sigue a Lo inalcanzable. Ahora se vienen los mitos. Aparecieron también mis poemas finlandeses en edición de lujo realizada por iniciativa de Imprenta Ideal. Tirada: un ejemplar. Andrea viajó a Colombia y yo, como hice a lo largo de este año y seguiré haciendo hasta el fin del mundo en 2012, escribo en este blog. Imposible saber por qué lo hago. Pero lo hago. Imposible saber por qué vivimos. Pero vivimos.
L.
"a vida é uma viagem experimental, feita involuntariamente" F.P.in "Livro do Desassossego".Só temos de crescer aprendendo, amar o quanto for preciso, viver viver viver...
ResponderEliminarNada nem ninguem aparece por acaso na vida de alguem, tudo tem o seu significado,o acaso não existe!
adoro neste blog!
Felicidades
Carlos Silva