miércoles, 22 de diciembre de 2010

Días terribles I


Veo en televisión una publicidad que se inicia con preguntas fatales. ¿Te acordás cuando no había celulares y no podías estar conectado siempre con tus seres queridos? ¿Cuando no podías compartir fotos con tus amigos? ¿Cuando no podías hablar con ellos desde cualquier lugar y a toda hora? ¿Cuándo era imposible acceder a Internet desde la playa o un avión? Traté de recordar esa época desgraciada. Busqué en novelas, cartas, películas y diarios de otros tiempos pero no hallé indicios de la tragedia. ¿Cómo habrán sido esos días de horrible aislamiento? ¿Cómo pudieron los antiguos soportar la terrible conciencia de estar solos con ellos mismos y el mundo? Imagino por ejemplo un viaje en canoa y en silencio por un río en la selva amazónica. ¡Qué horror! Y quizás los viajeros eran indios salvajes. ¿Cómo habrán hecho esos hombres y mujeres desnudos, con cuerpos pintarrajeados, sin haber estudiado inglés y computación y sin poder comunicarse entre sí por vía digital? ¿Cómo sobrevivieron al mero contacto con los pájaros, el viento, los árboles y el agua? ¿Cómo pudieron vivir limitados al diálogo absurdo con sus dioses, sus miedos, sus tambores y sus pobres esperanzas? Prefiero ni pensar en ese pasado sombrío y desierto. Las tribus de hoy, por suerte, pueden estar conectadas desde cualquier lugar y a toda hora. La felicidad reina entre ellas y también entre nosotros.
L.

1 comentario:

  1. No quiero ser chapada a la antigua como me dicen algunos amigos, pero creo que sin todo eso la mística de las palabras y encuentros, era otra.
    No digo que sea mejor o peor, digo que era otra, distinta completamente y con un encanto aparte.
    De alguna manera hay que volver a los valores que creemos ciertos...y no correr tras la incomunicación que genera tanta oferta de comunicación.

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