miércoles, 15 de diciembre de 2010

Las vacaciones


A diferencia de lo que suele pensarse las vacaciones no cumplen la función de desconexión sino de conexión intensa con la vida. No viajamos a lindos lugares para desenchufarnos sino, al contrario, para enchufarnos. Estando de vacaciones podemos relacionarnos mejor con los otros y con nosotros, nos detenemos a contemplar el vuelo sinuoso de una gaviota como si de eso dependiera el destino del universo. Sentimos el viento como nunca y entendemos el sentido último de las mareas. Trabajando y viviendo en la ciudad -en cambio- nos desentendemos por completo de nosotros y los otros, vivimos alienados, ni siquiera miramos el cielo estrellado, y todo lo que deseamos es que lleguen de una vez las vacaciones. ¿Para qué? Para conectarnos por fin con lo que importa.
L.

2 comentarios:

  1. Espectacular reflexión. Pienso lo mismo, la única manera de conectarse es esa.

    Saludos, Luis.


    Diego S.

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  2. Irse de vacaciones es sufrir los embotellamientos en la ruta, llegar y hacer cola en todos lados, aguantar la gente que hace lo mismo que uno y al mismo tiempo, pagar todo tres veces más, en síntesis, es igual o peor que el período de no-vacaciones, pero con mar.

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