sábado, 18 de diciembre de 2010

Georgia


Cuando la saqué del hospital se puso tensa y agresiva. La locura está afuera, dijo en voz baja. Afuera. Pasaban los autos y Georgia llevó sus manos a la cara como solía hacerlo cuando estaba desnuda y sentada en la bañera. Al anochecer le mostré una estrella situada a cien años luz de la tierra. Estamos viendo el pasado, le dije. ¿Y cómo era yo hace cien años?, preguntó sin dejar de mirar hacia arriba. Entonces la abracé como queriendo armar en el vacío un refugio de nieve y salvación. La locura está afuera, Georgia. Afuera.
L.

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