Una simpática vendedora de librerías Böhm (Pinamar) me cuenta qué tipo de gente entra a ese local y qué libros piden los coquetos visitantes. Una novelita para la playa. En eso se resume todo. También horóscopos, autoayuda y basuras del tipo Qué les pasó. Cuando la vendedora les sugiere que pasen al salón del fondo y prueben con libros de Onetti, Rulfo, Coetzee, los compradores hojean un poco y ella sabe lo que va a oír. Para sufrir está la vida, le dicen. Quiero una novelita para la playa. ¿Puede hacerse algo contra eso?, me preguntó la chica. Y yo no supe qué responderle.
L.
Contra la ignorancia voluntaria, nada puede hacerse.
ResponderEliminarsugiero que los deje , son quienes van a desconectarse (a propósito de tu post anterior). no vale la pena.
ResponderEliminaraunque probablemente surta algún efecto meter al salón de fondo las novelitas de playa y llevar a Rulfo al frente del local...
sin garantía
Blu e
Qué pérdida de tiempo, eso de leer.
ResponderEliminar