miércoles, 29 de diciembre de 2010

No debí darle la espalda


Caliente Buenos Aires. Caliente Bogotá. Ayer me visitó mi amigo Roberto. Trajo hojaldres, hizo los chistes morbosos de siempre (lo que es buen síntoma) y recitó a distancia los títulos de las películas porno que pasan en el teatro cercano a su casa. Se quedó bastante tiempo. Hasta se animó a decir un lindo piropo referido a mi culo. No debí darle la espalda. Después le conté que había comprado un pasaje para viajar a la Argentina el otro año y que pensaba renunciar al trabajo. Su comentario inicial fue ¿y ahora quién hará la página de tributario? Luego me dijo que estaba bien que saliera a vivir la vida. A sentirla, aclaré. Él, por supuesto, entendió.
Andrea

1 comentario:

  1. Sentir la vida, sí, es mejor q vivirla.
    y esa foto...
    Emiliano

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