Los suicidas están enamorados de la vida. Tanto la aman que desearían acostarse con ella, tener hijos con ella, morir junto a ella. El problema, porque siempre hay un problema, es parecido al de las mujeres que aman en exceso. La pasión desmedida es una tragedia con final anunciado. La adoración inicial se vuelve odio, los días se sobrecargan de un sentido que no tienen, la entrega total y absoluta acaba siendo intolerable. Los suicidas aman la vida. Pero le piden demasiado y ella responde solamente a la mitad de las plegarias.
Por eso se matan los suicidas. Porque quieren todo.
L.
Buen aporte al tema. Me hizo acordar a la idea lacaniana de que la muerte es el único acto realizado. La vida, en cambio, se realiza a medias. Los suicidas no se bancan esa supuesta medianía y, como dice el post, por eso, porque no soportan la falta de totalidad o absoluto, se matan.
ResponderEliminarMatías