jueves, 23 de diciembre de 2010

Como dos bocas en un beso


La soledad no es una desgracia ni un castigo. Es quizás lo más humano y esencial de cada uno. Esa condicion no disminuye por más que estemos rodeados por un millón de hombres y mujeres. Seguiremos solos en la multitud. Ni la amistad ni las fiestas ni el amor tienen la misión de combatir eso que nos constituye y nos convierte en personas. Al contrario. Buscamos amigos y amor para que alguien nos acompañe a estar solos. Para dejar que otros compartan el vacío con nosotros. Para saber que dos soledades pueden encontrarse exactamente igual que dos bocas en un beso.
L.

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