Las mujeres no saben qué hacer con sus manos. La ropa les pesa como cadenas y sueñan un sueño de hombres desnudos. Algunas intentan la televisión. Pero el zum zum de las avispas puede más. Otras se ponen a tejer. Pero el vendaval enmaraña las horas y los pliegues del día enloquecen. La música termina de abrumarlas. Algunas se sacan los zapatos, otras golpean en las mesas o disparan insultos al cielo. Debe ser el viento, dicen. Debe ser la lluvia. Pero es la tempestad -vieja puta- que se traga todos los hombres a la vez.
L.
buenísima trilogía de textos y música. ¡qué grande el flaco! debe ser así nomás. todo lo que nos queda de 2010 es el viento (que, como el tiempo, no para).
ResponderEliminarbesos,
lucía
Si lloviese pondría mis manos en un libro , les encargaría que hicieran caricias en una espalda de un lindo varón y si ademas hay viento sujetearía mi pelo con ellas y ofrecería mi cara a los dos :viento y lluvía.En cuanto al varón esa sería otra historia
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