Nadie puede obligar a otro a ser feliz. Toda persona tiene derecho a estar triste. La angustia es un derecho humano como cualquiera. Pero una idea tan simple y fácilmente comprensible resulta poco menos que subversiva en estos días de plenitud. O sos positivo o hundís a todo el mundo, dice un deportista español en una entrevista reciente. En otras palabras y en plena dictadura militar lo subrayó también Palito Ortega en una canción pum para arriba. Si no te gusta que la gente esté contenta/ Si no te gusta ver feliz a los demás/ Tirate al río en la parte más profunda/ Y después, cuando te hundas, si querés podes gritar. Se sabe lo que pasó en esos años. Nadie se tiró al río porque no hizo falta. Otros se encargaron de hacerlo arrojando cuerpos al agua desde aviones felices. Hay una alegría impostada, bobalicona, medio estúpida, que cuenta con un gran número de adherentes en las redes sociales, en las revistas, en la calle, en los grupos de autoayuda. Todos bailan por un sueño. Pero no hay que engañarse. Los felices están al borde del desastre. Muchos de ellos desean en secreto ponerse a llorar como niños. Pero prefieren simular hasta donde sea posible. La psicología positiva cotiza alto en el mercado. Los valores suben más en estos días. ¡Feliz año nuevo para todos! Los que supuestamente niegan las cosas lindas de la vida no entran al juego de máscaras y esperan tranquilos su momento de gloria. No son amargados como piensan algunos. Al contrario. Viven cada instante con la mayor intensidad.
L.
si no me equivoco borges decía que así como no puede hablarse de lectura obligatoria menos debería hablarse de felicidad obligatoria. excelente post. ideal para diciembre.
ResponderEliminareliana
Creo que hay que aprender de todo. De los aciertos pero sobre todo de los errores.
ResponderEliminarAprender que aunque el cielo pese dos mil toneladas, aprender aunque todos quieran boicotear los sueños, aprender aunque se interpongan mil piedras y alguna nos haga caer.
Aprender que todo esto es felicidad si queremos que sea felicidad...
A.P
Borges tembién decia,he cometido el peor pecado que un hombre puede cometer,no he sido feliz.
ResponderEliminarPara estas fiestas, mi deseo es una feliz clandestinidad a todos los pecadores!
Me encantó Luis .
saludos
Maria Rosa
Para este corto pero tan certero escritoo me llegan dos frases a la cabeza, ambas del fallecido José Saramago.
ResponderEliminar1."Yo no soy pesimista,el mundo es pésimo".
2. "Estamos hundidos en una mierda de undo y no se puede ser optimista; el que es optimista es estúpido, o millonario y le importa un pepino lo que ocurre a su alrededor".
Los pesimistas (o realistas) vemos lo que hay, lo que es. Los "felices" y positivos, sólo miran lo que puede llegar a ser (aunque en la mayoría de los casos sus augurios nunca se cumplen). Lo único positivo de este mundo es seguir viviendo, buscar la manera de no perder la batalla, de no dar el brazo a torcer, aunque... ¿acaso vivir es un lujo?
Saludos profe!
Empecé a leer el texto y enseguida pensé en la psicología pro-felicidad. Luego la mencionaste. Me preocupa el avance de ciertas corrientes que proponen soluciones inmediatas. Me preocupa porque soy licenciado en psicología y creo que se esconde un modelo de ser humano detrás de cada corriente terapéutica. Y viene primando la certeza fácil por sobre la duda. Considero que la frase de Haneke sobre el arte ("Creo que el arte debe generar preguntas y no ofrecer respuestas, las cuales siempre me parecieron dudosas, por no decir peligrosas") bien podría aplicarse a un análisis y por qué no a otras escenas de nuestro diario vivir.
ResponderEliminarNo puedo más que pensar que libros como 1984 o Un Mundo Feliz nos advierten no sobre futuros posibles sino sobre realidades inminentes.