Así como estamos obligados a reír en una fiesta nos vemos empujados, en determinadas ocasiones, a llorar sin ganas. A llorar o a poner cara de culo. No es bien vista una carcajada en un velorio. Eso es comprensible. No está bueno reírse cuando alguien, junto a nosotros, lagrimea así sea por pelar cebollas. La sociedad está organizada de un modo tan artificial que hasta sentimos convencionalmente. Nos obligamos a actuar, para quedar bien, lo que hay que sentir. No es tan difícil. Basta recordar la famosa escena del orgasmo fingido en Cuando Harry conoció a Sally, divertido film protagonizado por Meg Ryan cuando era linda y joven.
L.
...lo que hay que sentir. Suena aterrador. Arriesgaría que el exceso de imágenes que nos inundan de información de la buena y de la otra han creado una necesidad de recibir orientación desde afuera aún para sentir. Necesitamos de una pantalla para empezar el día y así vamos perdiendo conexión con nosotros mismos. Un camino para mí sería hacer silencio, vaciarnos por un momento. Pero creo que a veces al silencio se le teme.
ResponderEliminarGraciela B