Veo en mi biblioteca varios libros de cartas compuestas por grandes escritores. Cartas de amor de Kafka a Milena, cartas de amor de Pavese a la mujer de la voz ronca, las cartas obscenas de Joyce, las cartas que envió Fernando Pessoa a su amigo Gaspar Simoes. No sólo cartas de amor o amistad. Hay también mensajes de cualquier tipo escritos por Alejandra Pizarnik, Julio Cortázar y Raymond Chandler. Son varios tomos de correspondencia privada cuya lectura resulta algo más que un mero ejercicio de voyeurismo. Pienso que en el futuro no habrá libros asi. Ya nadie escribe cartas. Tampoco yo. Sólo mails que luego se borran para no atosigar la débil memoria del disco rígido. ¿Qué sabrá el mundo futuro de esos mensajes en clave llenos de angustia, deseo, pulsiones y desesperación? ¿Qué leerán los historiadores del mañana acerca de nuestra vida privada, pasional y miserable? Tal vez deban aprender a descifrar los agujeros que dejaron las bombas y el olvido. O a leer el mensaje secreto que encierran las manchas de amor en colchones y viejas sábanas que aún no fueron lavadas o arrojadas a la fosa común.
L.
Y no sé por que el vouyerista interés en leer la intimidad de algunos escritores. Yo misma estoy leyendo el diario de Alejandra, y me atrapa y me absorbe infinitamente pero creo que todo esto viene por el lado más humano y simple.
ResponderEliminarLeer los poemas o ensayos de Alejandra, me ha llevado a querer conocerla más, dado que eso es imposible porque dista de este mundo, lo más cercano para mí son sus diarios y pinturas, su contexto y sus fotos...
De todos modos, sigo siendo una mirona que busca la persona detrás de todas las palabras y lo mismo pasa conmigo cuando escribo...
A.P