Sigue sin haber acuerdo acerca de dónde se localiza exactamente el goce femenino. Lacan prefiere verlo ya no en los genitales sino en toda la extensión corporal. Sería una especie de goce total del ser que se opone al del supuesto órgano excluyente. El hombre que desee escuchar la voz finamente enguantada de la mujer tendrá que renunciar a las técnicas de manual, olvidarse incluso de las zonas consideradas erógenas, explorar con generosidad el territorio entero de su compañera y dejarse indagar por ella hasta dar juntos con la palabra interdicta, esa que se oculta en el punto X (no en el G) de un país lejano, desconocido pero real. No conviene seguir buscando el centro exacto del placer. Y no conviene porque no existe.
Todo el cuerpo femenino es una zona erógena.
L.
Todo el cuerpo femenino es una zona erógena.
L.
yo creo que el punto g o
ResponderEliminarcomo se llame está en la cabeza.
lua