Las recientes declaraciones xenófobas del gobernador de la Ciudad de Buenos Aires responden a un sentimiento generalizado en la población derecha y humana de éste y otros países. Pensar que la culpa de lo que nos pasa la tienen los otros es un mecanismo ya probado en todas partes con buenos resultados electorales. Pero el genocidio global, qué pena, no funcionó. Los nazis exterminaron a seis millones de judíos, gitanos y comunistas en los campos de concentración. Aún así los "puros"no pudieron imponerse. En Irak y Afganistán los militares estadounidenses mataron ya a un millón de personas por vestirse y hablar distinto. Tantos crímenes masivos e inútiles se producen con la complicidad de una parte significativa de la humanidad. Es conocido el titular de un diario local referido a la muerte de tres personas y un boliviano. El periodismo, aún el políticamente correcto, no es ajeno al neofascismo ascendente. El problema, en resumen, son los otros. Un mundo libre de negros sería el paraíso de los blancos. Eso, claro, hasta que se descubra que los blancos son, en realidad, negros. O al revés. ¿A quién culparemos entonces? Algún día se entenderá que nosotros somos los otros.
L.
Suscribo totalmente. Qué pena ver el enano fascista que surge de "la gente".
ResponderEliminarSaludos!!
PD. Soy Peregrino, pero en otro blog.
.....promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y PARA TODOS LOS HOMBRES DEL MUNDO QUE QUIERAN HABITAR EL SUELO ARGENTINO......
ResponderEliminarque mas agregar.....
Otras veces, la parte anterior de mi yo crece, mientras la posterior retrocede como un traveling. El piso huye, las paredes huyen. Llego a abarcar, a asumir así desde lo más próximo hasta lo más lejano. Pero no soy todo; soy con todo. Se siente una continuidad extraña y vertiginosa. Se siente que cada ser es simplemente el particular estado de una misma cosa, como mojones que señalan la extensión. (¿No era esto lo que había aprendido antes y perdí después?). Entonces, cada uno asesina a través de la mano del degollador; cada uno perdona a través de la mano de la víctima, ya que "degollador" y "víctima" son solo convenciones, errores de perspectiva, ya que lo que actúa es siempre esa misma cosa. Cuando sufro, sufres conmigo; cuando ríes, río contigo; cuando te dañan, me dañan y te daño y me daño; cuando me benefician, te beneficias, te benefician, me beneficias. También él, ellos y nosotros y todos entre sí. La conjugación es una sola persona. Cada uno es los otros, y mi nombre y el tuyo son solo una impostura.
ResponderEliminarExcelente Luis, como siempre. Gracias
ResponderEliminar(Las palabras compartidas son de Olga Orozco)
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