Dice Ribeyro que la mayoría de las vidas humanas son simples hipótesis o canciones inconclusas. Son pocos -dice- los que logran completarlas y llevarlas a la demostración. Pero la vida no es un teorema. ¿Y qué debemos demostrar? ¿Y quién se ocupará de terminar lo que empezamos? ¿Acaso los que siguen? ¿Los héroes? ¿Los genios? Nadie se salva de vivir experiencias y cometer errores. Nadie. Y, como decía Hegel, lo que le pasa a un hombre le pasa a todos. ¿Qué hacer entonces? Aceptar la hipótesis como un acto realizado. Porque perder no es el problema. Lo malo es no apostar.
L.
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