Da cierto placer minar el camino por donde vamos a pasar. Una tensión secreta invade los pulmones. La inimitable sensación del amor trágico, la destrucción, la acción purificadora del fuego. Sentir la explosión bajo los pies tiene su encanto. Nos permite distinguirnos claramente de los otros. Imbéciles todos. Minar el campo es una linda ocupación. Una obra de arte casi. Aunque sería conveniente adoptar algunas precauciones. Lo primero es no dañar.
L.
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