Desquite ha muerto. Los campesinos y los pájaros podrán ahora dormir sin zozobra. El hombre que erraba por las montañas como un condenado ya no existe. Los soldados que lo mataron le capturaron su arma en cuya culata se leía una inscripción grabada con filo de puñal. Sólo decía: Esta es mi vida. Nunca la vida fue tan mortal para un hombre. Yo pregunto sobre su tumba cavada en la montaña: ¿no habrá manera de que Colombia, en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de vivir? Si Colombia no puede responder a esta pregunta, entonces profetizo una desgracia: Desquite resucitará y la tierra se volverá a regar de sangre, dolor y lágrimas.
Texto escrito en 1966 por el poeta colombiano Gonzalo Arango.
Texto escrito en 1966 por el poeta colombiano Gonzalo Arango.
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