Hay mil formas de eludir. Mil excusas nos alejan de lo esencial. Por alguna razón postergamos la realización del acto demoledor. Lo hacemos en nombre del deber. O para quedar bien con alguien. ¿Hasta cuándo este raro ejercicio de simulación? Hay que ir al punto de una buena vez. Por delicadeza perdí mi vida, solía decir Rimbaud. A veces conviene ser brutales, obscenos, torpes, indiscretos, sucios, puercos, inmorales. Cualquier cosa es mejor que abandonarnos y dejar para después lo que debemos hacer hoy, ya, ahora mismo.
L.
Recuerdo a María Elena Walsh : Si por delicadeza perdí mi vida quiero ganar la tuya por decidida. Sin duda conocía a Rimbaud. Cuando nos enfrentamos a situaciones injustas o manipulaciones de la verdad a veces se hace necesario el portazo. La delicadeza deja de ser una opción. No hay lugar para los tibios.
ResponderEliminarGraciela B
Graciela B