domingo, 5 de septiembre de 2010

Persiana americana


Yo estaba a punto de estallar. Me había convertido en una foto mal sacada. Peor aún. En el instante previo al fin. Es difícil de creer. Quería desaparecer y era más que un deseo. Una necesidad. Y de pronto una música. La voz de un hombre dormido. Una especie de llamado. No es fácil de entender. Desde el fondo apareció una mujer irreversible. Sus ropas, qué raro, caían en cámara lenta. Yo era una especie de espía. Un observador a través de la persiana. Ahora bailaba en círculos concéntricos. Como si quisiera despertar a los muertos (yo entre ellos) con tambores imaginarios. Una piedra caía en el estanque. Ya desnuda la mujer huía gravemente desgarrada por un ventilador. Parecía excitada. Es difícil de entender. Decidí seguirla como un pez en la cornisa. Yo estaba a punto de caer. Estaba, peor aún, en el instante previo al fin. Ahora es diferente. Ahora escucho al hombre dormido y corro por última vez.
¿Hasta dónde llegaré?
L.

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