Viendo nuevamente Contra viento y marea (una vieja película de Lars Von Trier) pensé que deberíamos tener más cuidado con el discurso amoroso. Con frecuencia sus enunciados son torpes, vagos, engañosos. No llamar entrega, por ejemplo, a la servidumbre. No pensar que la demencia o el desamparo pueden ser formas admisibles del sacrificio por el otro. Desechar desde su origen la idea de amor total, absoluto e indestructible. Hay demasiadas pruebas en contrario. Todas las precauciones que se adopten, sin embargo, no deben hacernos olvidar que el amor, la entrega y la pasión son parte de la aventura humana. Y si están respaldadas por el cuerpo y los actos son (también) mucho más que palabras.
L.
L.
creo que en esa película la protagonista dice en un momento q nadie puede enamorarse de palabras sino de seres humanos. muy buen post.
ResponderEliminarmili